Durante miles de años los ríos de la Sierra de Guara y de los Pirineos han ido labrando magníficos cañones y gargantas, que han permanecido inexplorados hasta hace relativamente poco tiempo.
Su estado de conservación era prácticamente perfecto hasta la llegada de unos años a esta parte, de una generación de artistas contraculturales, enamorados, bárbaros de toda índole, etc..que utilizan las paredes de los cañones para plasmar su obra, expresar su amor o rayotear a diestro y siniestro.
Esta circunstancia ha empezado a acentuarse desde que personas o grupos incontrolados han comenzado a descender cañones sin tener el mas mínimo amor por un entorno natural único, sin ser conscientes de que su daño sera visible durante mucho tiempo.
Muchos tramos del Rio Vero, Peonera, Basender, etc..están garabateados, afeándo estos barrancos y separándonos de la experiencia natural. Es el modo que tiene los bárbaros de pasar a la posteridad.
Se deduce que cuando el descenso de cañones era una actividad exclusiva de montañeros, estos -conscientes de su valor- cuidaban de no ensuciarlos o dañarlos. En el momento que el Barranquismo se ha popularizado y facilitado el acceso de personas sin mayor interés que darse 4 saltos, confundiendo los cañones con una piscina, estas agresiones se han multiplicado.
Nosotros los guías, dentro de nuestras posibilidades, somos los primeros en querer mantener la belleza de estos singulares y observamos que ningún cliente cometa estas tropelías. Intentamos educar y hacer ver que es responsabilidad de todos el preservar la Naturaleza en su mejor estado.
Quien quiera pasar a la historia que escriba un » Quijote».